Soberanía Energética En México

Soberanía Energética en México

México es una de las potencias mundiales en producción de petróleo, que a lo largo de su historia reciente ha realizado cambios constitucionales significativos en materia energética. La industria petrolera se implanto en el país a finales del siglo XIX y principio del XX, durante el inicio del proceso de industrialización tardía del país. En aquellos días no se contaba con el conocimiento técnico para determinar la capacidad productora del país.  Las empresas petroleras de aquel entonces recibieron concesiones por parte del estado mexicano para explotar los yacimientos petroleros que se descubriera. La gran mayoría de este producto se iba a la exportación, recibiendo considerables dividendos por ello. Al concluir la revolución mexicana, y con el surgimiento de un estado mexicano emanado de este movimiento social, se vio en la necesidad el estado mexicano de regular el sector energético al cual se vio como un medio de apalancamiento del progreso nacional, ya que el país venia de una etapa larga de guerra civil y de una periodo donde el sector primario era el que sustentaba la economía nacional, aunado a que los tiempos modernos así lo demandaba. La propuesta de los gobiernos federales en turno hasta finales de la década de los setentas fue gradualmente hacia el control pleno del estado sobre el área energética nacional. Es a partir de a mediados de la década de los ochentas y con la apertura de los mercados nacionales a mercados globales o neoliberalismo, que en México se empezó a revertir el estado del marco legal en materia energética. Aun aunque se promovieron reformas que promovieron la participación privada en el sector energético y algunas se aprobaron, México siguió presentando un marco legal donde es el estado el principal rector del sector energético y conservaba para sí mismo, las área que se consideraron estratégicas para el progreso del país. Para esto el estado creo tres empresas paraestales una en el sector petrolero Pemex y dos en el sector eléctrico CFE y LyFC, la cual una actualmente esta extinta, LyFC. Sin embargo debido a la falta de transparencia y rendición de cuentas, políticas y planes nacionales en el área energética deficientes ó nulos y porque no decirlo políticas mal intencionadas, y a un régimen fiscal excesivo, (se han visto a estas empresas como las arcas del gobierno en turno). El estado financiero de estas empresas presenta pérdidas considerables, comparándolas con la industria privada. Sin embargo es en el sector petrolero quien a pesar de estas pérdidas mencionadas   presenta utilidades altísimas que muchos han llegado a decir que el mejor negocio es el petrolero bien administrado y el segundo mejor negocio es el petrolero mal administrado. A continuación expongo un resumen de la iniciativa del gobierno federal quién el 12 de agosto del 2013, presento una iniciativa en materia energética y así también algunas voces críticas ante esta iniciativa.

Para entender esta reforma y como afecta la soberanía energética se analizaran en este trabajo distintos puntos sobre la energía y sus implicaciones en México y el mundo.

En los últimos 25 años, el consumo de energía se ha duplicado teniendo un similar aumento en la producción fabril y en el consumo de hogares, sin embargo estos cambios varían dependiendo de la región.

El consumo de energía viene acompañado del sostenido crecimiento de la producción industrial, del transporte y del consumo domestico. Relacionado directamente con un aumento en las necesidades económicas y sociales de la población mundial.

Como se mencionaba, el aumento de la demanda de energía no se da en todas la regiones por igual. El 70% del aumento estimado de la demanda de energía, para el próximo cuarto de siglo, tiene su origen en los países en desarrollo. Por ejemplo, China por si solo será responsable del 30% de ese aumento. El proceso de globalización ha llevado a un nivel mayor de industrialización de los países en desarrollo y al crecimiento de su economía, lo que fundamenta el crecimiento de la demanda de energía.

Además, el consumo doméstico de energía no es equitativo a nivel planetario, o siquiera local. Las cifras son importantes, 1600 millones de personas en el mundo aún no tienen acceso a la electricidad y 2500 millones recurren a la leña, al carbón, biomasa y a desechos animales para satisfacer sus necesidades de energía.

Casi la mitad del consumo de energía primaria está destinada a la producción de electricidad y un quinto se destina a los medios de transporte, el petróleo y otros combustibles fósiles como el carbón y el gas natural, se consolidaron durante el siglo XX como la base de la matriz energética, tanto por los costos de producción y de transporte como por la multiplicidad de usos. A corto plazo no se prevé un cambio significativo en esta situación, a pesar de lo limitado de los yacimientos o de las consecuencias ambientales de su utilización.

Profundizando en el consumo de energía, esta depende de dos elementos fundamentales. Por una lado del crecimiento económico y, por otro, de la eficiencia energética. Asimismo, cada uno de estos elementos tiene condicionantes significativos para el consumo de energía, dependiendo del modelo de crecimiento, las políticas a favor del ahorro energético, los precios de las energías, la generación eléctrica y las energías renovables.

Sin embargo existe un fenómeno interesante, se ha observado que el crecimiento mundial ha ido cambiando a favor de las economías menos industrializadas, esto es llamativo ya que al ser esos países los que han ido creciendo más ha generado un incremento en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero ya que estos países cuentan con menos regulaciones y medidas para reducir la contaminación.

        En el caso de México, el porcentaje de energía eléctrica generada a partir de combustible es del 80% y se prevé que este porcentaje no disminuya con la reciente Reforma Energética. Por lo que tiene que ser cuestionado el uso de estos combustibles ya que como se mencionaba, es el principal contribuyente a la acumulación de gases de efecto invernadero, que es uno de los impulsores del cambio climático.

Esta situación, en la que los gobernantes justifican que los combustibles fósiles representan la opción económica más “viable” para satisfacer la demanda energética y la preocupación urgente de las emisiones de gases de efecto invernadero debería de motivar voltear y ver a las energías renovables

Para contrarrestar estos problemas de contaminación, de efecto invernadero y de disponibilidad a mediano plazo de los recursos fósiles es importante valorar y poner a discusión el uso de energías renovables.

Las energías renovables son aquellas que se obtienen de fuentes naturales (viento, agua, biomasa, etc.) que se regeneran, en forma constante de manera natural, o que pueden considerarse inagotables a escala humana (sol). La característica de renovable no depende sólo de la cantidad disponible, sino de otros factores como su ritmo de extracción y el desarrollo de la tecnología para utilizarla.